Visita privada - Julie

Conocí a Emma antes de que Sessùn viera la luz. Teníamos 15 años cuando nos conocimos, así que he visto crecer a Sessùn. Desde sus orígenes con las primeras piezas, las primeras diademas de croché venidas de Guatemala, los bañadores y los jerséis. Jerséis por todos lados, con un olor característico que impregnaba su piso. Pensaba que era muy valiente y que estaba un poco loca, pues el proyecto no era fácil. Se convirtió en estilista y empresaria ella sola de la noche a la mañana, con sus propios medios, intelectuales y financieros, así como con una pasión por la artesanía y el savoir-faire de los países que visitó durante sus viajes en América del Sur. Tenía una vida completamente distinta allí, con verdaderos encuentros. Sentía un especial cariño y amor por la gente con la que trabajaba, y yo no los conocía... Sessùn es el resultado de la historia que Emma trajo de allí y comenzó aquí.

Vienen del pasado, de mi pasado, de mi infancia, de mis viajes. Siento una gran nostalgia. He crecido en un pueblo de la región de Gard, donde muchas casas de mi entorno eran antiguas y estaban construidas con piedra. Más tarde se renovaron con aires de modernidad de los 70, con un toque hippy que me sigue encantando en la actualidad. Es una mezcla acogedora que hace que nos sintamos bien. Sin embargo, mi casa es nueva, extrañamente no es una construcción antigua, así que he tenido que recrear ese espíritu con materiales más contemporáneos. También me he inspirado mucho de las casas californianas de los años 50 y 70. Tengo un libro estupendo, que compré hace mucho tiempo en una librería de Los Ángeles, que ha sido nuestra base de trabajo a la hora de diseñar la casa con el arquitecto. Unos ventanales con unas marcos de madera, ¡para mí era indispensable! Unas banquetas llenas de cojines a varios niveles y de distintos tamaños, para poder descansar en familia. Sin olvidar las lámparas. Me encantan las lámparas. Siempre hay una luz indirecta y tamizada. Y también alfombras, objetos, elementos de hormigón, una mesa grande para las cenas y las comidas entre amigos, una chimenea y un sofá icónico de los 70 con el que soñaba, el Togo, en color claro. Es una mezcla de elementos vintage, encontrados por aquí y por allá desde hace años, junto con piezas mucho más contemporáneas, pero lo esencial es que siento esa calidez, reflejo de una casa con vida.

Depende del día, de mi humor y de lo que me depara la jornada. En este momento, si el día se presenta activo y con muchas reuniones en el exterior, me gusta ponerme el pantalón vaquero Marino, mi camisa vaquera de una colección antigua (de la que no me separaré nunca) y una de las nuevas americanas de la temporada, la Emden, creo que es elegante y sencilla. Me gustan las asociaciones fáciles y clásicas, pues siempre son eficaces. Esta temporada, tengo unos botines fetiches, los Ludd, perfectos y muy cómodos. No soy capaz de quitármelos, ¡van con todo! En los días en los que dudo, mi pantalón vaquero Momon de color blanco es una apuesta segura.

El azul marino, hoy y siempre.

Cualquier cosa. Me muevo muchísimo, por lo que me llevo mi casa y mi oficina conmigo encima. Monederos, muchos monederos Sessùn gracias a los cuales parece que hay algo de orden en la leonera que tengo...

Metti una sera a cena de Enio Morricone, y no solo ahora, es todo el tiempo. Es la canción que siempre he escuchado, pues hace que mi vida sea más bonita...

Amigas, pasiones y alegrías compartidas.