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Crédito fotográfico: Floriane Retaux
Artista vidriera afincada en la región de la Drôme, Claire Pegis explora desde siempre la luz y la materia a través del vidrio. Para la boutique Sessùn de Marsella, renovada en agosto, imaginó luminarias en pasta de vidrio coloreada fruto de una colaboración con Antes Architecture.
En sus creaciones, la transparencia y la textura dialogan, revelando un universo poético arraigado en la naturaleza y la emoción.
¿Puedes contarnos cómo descubriste el vidrio y cómo se ha construido tu recorrido con este material a lo largo del tiempo?
El vidrio es mi único medio desde siempre. Su magia no deja de sorprenderme y me inspira cada año un poco más. Trabajar este material significa convertirse al mismo tiempo en poeta, alquimista, artesana de fuerza y soñadora.
Atraída por el trabajo a escala del hábitat, he desarrollado en mi taller, desde hace 14 años, un amplio repertorio de materiales y propuestas que se reinventan al ritmo de las colaboraciones, los encuentros y los proyectos. Me gusta que otra mente creativa se acerque a este universo y que juntas demos vida a un nuevo objeto, una disposición única, un mueble excepcional, o incluso una joya o un móvil. Fue el arte del vitral lo que me llevó al vidrio. Una fascinación infantil por los lugares sagrados, de cualquier tipo, me señaló el camino hacia este oficio artístico tan simbólico. Entonces soñaba con una vida en un taller, restaurando vitrales antiguos y creando otros nuevos.
Empezaste en el ámbito del arte sacro tras formarte en vitral en Olivier de Serres. ¿Qué aprendiste de esta primera experiencia con la luz, el color y la transparencia?
En la simbología del arte sacro, el vitral filtra y transforma la luz natural; se convierte en la imagen de la gracia divina que toca el mundo. Esta inmersión en un universo espiritual acompañó profundamente mi recorrido personal y artístico.
Pero, desde un punto de vista técnico y material, pronto sentí que el vitral no me permitía intervenir lo suficiente en la materia misma. Por eso me orienté hacia prácticas como la fusión del vidrio o las técnicas de reflexión (plateado, eglomisado…), que ofrecen una mayor libertad para transformar el material.
Hoy vives y trabajas en la región de la Drôme. ¿De qué manera te inspira este entorno en tu día a día?
Es pasando tiempo en plena naturaleza —en esos estados de gracia en contacto con la belleza de los elementos— como alimento mi energía creativa. Vivir tan cerca del bosque, de los ríos y de la montaña me permite acceder en cualquier momento a esa fuente.
El valle de Dieulefit es también un formidable vivero de artistas y artesanos que me enriquecen cotidianamente.
Exploras una gran diversidad de técnicas: vidrio eglomisado, grabado, termoformado, oxidado, arenado… ¿Cómo eliges cuáles utilizar en una obra? ¿Te guía la materia o la luz que deseas revelar?
Siempre me guía una intención emocional, espiritual o estética cuando creo una nueva materia; las técnicas, investigaciones y combinaciones se convierten después en mi paleta.
Para la renovación de la boutique Sessùn de Marsella colaboraste con Antes Architecture para imaginar luminarias en pasta de vidrio coloreada. ¿Puedes hablarnos de este encuentro entre tu universo y el de Sessùn?
En mí conviven varios universos que dominan mi práctica alternativamente según las estaciones y las etapas de mi vida… El universo dulce, matizado y sutil de Sessùn es una afinidad natural con una parte de mi trabajo creativo. El intercambio y la colaboración sobre la forma con el estudio Antes Architecture, unidos a una gran libertad creativa respecto a los materiales, permitieron que estas luminarias nacieran de manera muy espontánea.
¿Cuál fue tu intención inicial y cómo trabajaste el color, la luz y la materia para crear esta lámpara suspendida y estas apliques poéticos?
El punto de partida fue utilizar mis investigaciones personales sobre el color y mis trabajos mucho más antiguos sobre las texturas del agua y las vibraciones superficiales del vidrio.
La posición y la forma específicas de la gran luminaria central me guiaron enseguida hacia la importancia de un trabajo sutil de la superficie y del termoformado de los paneles. Los colores se impusieron como una evidencia, en perfecta coherencia con el universo de la marca. La implantación marsellesa de Sessùn evocaba también la relación con el Mediterráneo y sus reflejos superficiales. Esto era especialmente significativo para mí, ya que viví cinco años en Ramatuelle. El trabajo del vidrio mate también refleja la sutileza de los materiales de Sessùn.
Realizaste todas estas piezas en colaboración con el Studio mo·mo. ¿Puedes hablarnos de este trabajo colectivo y de lo que te aportaron estos intercambios?
El trabajo a cuatro manos, la presencia en el taller de otras creadoras de la materia, la inmersión en el intercambio, la apertura… son experiencias intensas que viví durante esta residencia.
¿Qué te evoca Sessùn, su universo, sus valores, su relación con la luz, la materia y la sensibilidad artesanal?
Sessùn me evoca una gama cromática que resuena con mi propio universo: atemporal, minimalista, esencial. La marca encarna un compromiso sincero con artistas y artesanos, así como un trabajo sutil de las texturas y los materiales. Por último, me recuerda las luces cálidas del sur de Francia, tan preciadas para mí.
Descubre el look de Claire Pegis
