Encuentros hermosos

Emma Bruschi

Martes 13 diciembre 2022

PHOTO CREDIT : Sarah Balhadère

Apasionada por las antiguas técnicas artesanales y el folklore regional, con una amplia herencia familiar vinculada al mundo agrícola, Emma Bruschi ha vuelto a poner de moda los savoir-faires domésticos, como el trenzado de la paja de centeno, en sus creaciones sensibles y delicadas. Tras haber sido galardonada en la 35.º edición del Festival internacional de moda, fotografía y accesorios de Hyères, sigue trabajando esta materia prima rústica desde su taller en Alta Saboya. Para su clase en Sessùn alma, Emma Bruschi propondrá una iniciación de composición de ramos de mies.

¿Cuál es tu trayectoria?

Crecí en Marsella, pero me fui a Bélgica (Saint-Luc) y Suiza (La HEAD) para cursar mis estudios de diseño de moda. Allí desarrollé y pulí una estética por la moda y aprendí lo que acabaría convirtiéndose en mi trabajo. Al final de mis estudios, hice unas prácticas en la revista Regain, una publicación sobre la nueva generación agrícola. Al mismo tiempo, tuve la suerte de que me seleccionaran como finalista en la 35.º edición del Festival de moda, fotografía y accesorios de Hyères en 2019, en el que me llevé el premio 19M al diseño de arte de Chanel. Desde entonces, trabajo por mi cuenta en mi taller situado en Alta Saboya.

¿Cómo te vino la idea de trabajar la paja? ¿Qué te atrae de este material? 

Como una parte de mi familia procede del mundo de la agricultura, entré en contacto con la paja a temprana edad. Sin embargo, nunca había pensado en la paja como materia prima para mis creaciones. Durante mi segundo año de máster, descubrí los ramos de mies, unos objetos magníficos. Desde el primer momento quedé maravillada por la delicadeza de estas realizaciones, así que me puse a buscar más información y a encontrar personas que conocieran este savoir-faire. Así, descubrí la existencia del museo de la paja en Wohlen, Suiza, que cuenta con verdaderos tesoros. El equipo tuvo la amabilidad de ponerme en contacto con personas que me han transmitido sus técnicas. Me gusta la idea de trabajar una materia prima bruta y poder transformarla en algo admirable. También me gusta su historia y simbología. Los cereales están estrechamente vinculados al ser humano y juegan un papel muy importante en la agricultura.

A través de tus creaciones, vuelves a dar vida a técnicas de artesanía doméstica como el encaje o el trenzado de la paja de centeno. ¿Qué significa para ti?

Me apasionan todas estas técnicas domésticas que no eran necesariamente un oficio, sino un savoir-faire que se transmitía, que se practicaba en casa para decorar los objetos del día a día. Me encanta la idea de poder pasar horas concibiendo una pieza artesanal simplemente por el hecho de que se notan los gestos y la historia de la persona que le ha dado forma. Para mí, es necesario volver a dar valor a los savoir-faires domésticos que hemos dejado de lado poco a poco y considerado como una pérdida de tiempo. Creo que, por el contrario, hacen gala de todo aquello a lo que deberíamos dedicar nuestro tiempo: el amor, las cosas compartidas y la belleza.

La naturaleza es el epicentro de tu enfoque creativo. De hecho, cultivas la paja para tus próximas creaciones en una granja en Alta Saboya. ¿Cuáles son tus vínculos con el mundo agrícola?

Mi familia materna está afincada en Alta Saboya y he pasado absolutamente todas mis vacaciones en la granja de mis abuelos, que son granjeros. Esto me ha enriquecido y forma parte de mi herencia familiar. Es un mundo que siempre me ha gustado, en el que me siento bien y que admiro mucho. Cuando empecé a crear durante mis estudios, me interesé de forma natural por los materiales que encontraba allí: bolsos en tela de yute remendada, antiguas blusas de trabajo... También me solía inspirar en la naturaleza y en este territorio y, de esta forma, comencé a trabajar con la paja. Mi tío Eric Vergain aceptó de buena gana plantar una parcela de centeno en sus tierras. Desde entonces, organizamos cada año una festiva jornada de recolecta con guadaña.

Háblanos de los artesanos con los que has colaborado para tu colección Almanach y por qué estos encuentros son importantes para ti.

He podido colaborar con muchos artesanos para la elaboración de esta colección: sopladores de vidrio, herreros, cesteros, hiladores de lana... Son momentos de intercambio muy importantes durante los cuales aprendo mucho. Son personas muy inspiradoras gracias a su trayectoria, su enfoque y su creatividad. A menudo, me inspiro en las técnicas y siempre me intereso por descubrir algunas nuevas.

¿Qué pieza sería la más representativa de tu trabajo?

Diría que la camisa larga en cuerdecilla de paja realizada con técnica de ganchillo. Es una de mis piezas preferidas. Está completamente hecha de paja y requiere más de 400 horas de trabajo. El corte de la camisa es tan grande que parece un vestido, y la confección en paja trabajada con técnica de ganchillo le da un efecto de malla. Me gusta esta pieza porque tiene un aire atemporal: si se presenta sin contexto puede pertenecer tanto al pasado como al futuro.

¿Cuáles son tus inspiraciones?

Me inspiro principalmente en las técnicas artesanales de antaño, las fiestas folklóricas, los trajes regionales, las ropas agrícolas y los objetos de arte popular. Sin olvidar mi historia personal, mi familia, los lugares importantes para mí, la naturaleza y sus curiosidades.

¿Tienes un ritual o una costumbre que acompaña tu trabajo en el taller? 

Cuando trabajo la paja, siempre empiezo llenando mi bandeja con una jarra de agua porque la paja debe ponerse en remojo durante un tiempo para ablandarse y poder ser trabajada. También tengo la suerte de contar con un pequeño jardín debajo de mi taller. En primavera, me gusta mucho venir un poco antes y ocuparme del huerto.

Para tu taller en Sessùn Alma, vas a enseñar una técnica artesanal de trenzado de la paja. ¿De dónde viene esta práctica?

Los ramos de mies han existido en casi todas las culturas y en todas las épocas. Es impresionante ver hasta qué punto todos hemos tenido las mismas ganas de enaltecer esta materia que se encuentra entre nosotros para celebrar las siegas, un momento importante. Solía ser un símbolo de fertilidad, un objeto amuleto ofrecido como ofrenda a la tierra o a la dueña de la casa que había recibido a los trabajadores temporales.

¿Cuánto tiempo se necesita de media para crear un ramo de mies?

Depende del tamaño y del número de detalles. Para los que yo propongo a la venta, oscila entre algunas horas y varios días. Hay que extraer la paja, seleccionarla, cortarla, encordarla, trenzarla, fabricar los adornos...

Hace poco tiempo reinventaste un objeto olvidado de la cocina, el portacuchillos, en el marco de una exposición colectiva organizada por Sarah Espeute. ¿Qué te inspiró este proyecto?

Me gustó mucho la invitación de Sarah. Desde hace un tiempo, valoro la idea de extender mi universo al de los objetos, sobre todo al mundo de la mesa y la cocina, así que era una buena ocasión. Esto también me ha dado ganas de prestar aún más atención a la hora de decorar una mesa bonita y de organizar más comidas con muchos invitados.

¿Qué te evoca Sessùn?

Al haber crecido en Marsella, siempre he conocido Sessùn como un orgullo local y, en la actualidad, con la creación de Sessùn Alma, la marca se ve aún más implicada en su ciudad natal. Tengo el recuerdo de escaparates y paseos con mi madre en los que siempre nos parábamos para ver la boutique de la calle Sainte.

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