Encuentros hermosos

Emmanuelle Roule

Domingo 6 marzo 2022

FOTOGRAFÍAS : FLORIAN TOUZET

Emmanuelle Roule es diseñadora y ceramista. Puso sus manos en la arcilla en 2012 y desde 2019 inicia Patrimoine vivant, un proyecto de investigación aplicada centrado en el material tierra y sus posibilidades; cuestionando nuestros métodos de producción y construcción de espacios, muebles y objetos en un contexto económico y ecológico trastocado y cambiante. En particular, está desarrollando asociaciones entre la arcilla y los biopolímeros, como la cera de abeja natural y las fibras vegetales.

Un proyecto que vincula los campos del diseño, la arquitectura, la artesanía y la vida. Un encuentro con un investigador apasionado por los materiales terrestres.

En 2007, fundaste un estudio de creación multidisciplinar que exploraba el objeto, la imagen y el espacio. ¿Qué vinculo has creado entre estas diversas prácticas?
Los vínculos se crean de forma natural a lo largo del tiempo. Me diplomé en diseño gráfico, edición y dirección artística en la escuela Olivier de Serres. Fundé sobre la marcha mi estudio de creación en 2007, pues me encargaron un pedido artístico, bastante importante, para el Centro Dramático Nacional, el Teatro Gérard Philipe en Saint-Denis. En la misma época, integré un colectivo de artistas plásticos con el que desarrollé un proyecto artístico que cuestionaba los desafíos medioambientales para el panal de abejas que habíamos instalado en las aceras de las ciudades. Una aventura colectiva que duró 10 años, y que nos invitó a reconectarnos con el ser vivo en un entorno urbano, al aunar un número de prácticas puestas en común y compartidas. Colocar un panel en un lugar es una manera de dar lectura y testimonio del desarrollo y de la expansión urbana, de interrogarnos sobre nuestras prácticas y futuro agrícola, sin olvidar las cuestiones medioambientales vinculadas a ello. Estas dos prácticas, llevadas a cabo conjuntamente, me han permitido desarrollar muy rápidamente una práctica profesional con una fuerte dimensión pluridisciplinar y transversal, relacionada con el placer de trabajar con otras personas y a medio camino de suprimir las disciplinas. Esto ha definido mi procedimiento a lo largo del tiempo, y hoy necesito conciliar diferentes prácticas complementarias, que se nutren y se corresponden.
Desde 2019, trabajas en un proyecto denominado Patrimoine vivant, que explora los posibles usos de la tierra como material. ¿Podrías contarnos algo sobre esto?
Para contextualizar el inicio de este proyecto, debemos tener en cuenta que en 2007 fundé mi estudio de creación y que me uní al programa de las abejas, que duraría 10 años. Al mismo tiempo, en 2012, y de manera accidental, experimento con la tierra, pues me movía el deseo de una práctica escapatoria y la ocasión de manipular nuevos materiales. Al principio, era una práctica semanal: 3 horas aprendiendo de Patrick Loughran, un profesor estupendo. En 2017, todo se aceleró cuando creé un taller y un colectivo llamado gangster en el barrio de la Bastilla en París, junto con otros tres ceramistas. Sentimos esa magia de fundar su propio espacio, de reflexionar a una práctica con ocho manos... Pero esta aventura duró 3 años. Acabó a principios de 2020, aunque no tenía nada que ver con la pandemia, sino más bien con la repercusión que conoció gangster y el desarrollo de nuestras prácticas individuales. gangster hizo de trampolín para todas nosotras, pero la mayoría se ha mudado para acrecentar su práctica y, sobre todo, para tener un espacio de trabajo más adecuado y grande. A principios de 2019, quise, en vista de los retos climáticos, centrar mi trabajo de investigación en lo que más me interesa: el material en sí mismo; en este caso, la tierra, ya sea cocida o sin cocer. La arcilla es el material más antiguo junto con la madera, y encarna hoy en día, en la era de la aceleración del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la disminución de los recursos y las materias primas, por lo que es una alternativa que abre un campo de posibilidades muy importante. Es un material perenne, no contaminante, multiusos, reciclable, barato y presente en casi todo el planeta. Y, sin embargo, se sigue considerando y utilizando muy poco. Trabajar la arcilla permite cruzar una historia en el tiempo y un savoir-faire, desde el más ancestral o las innovaciones actuales. Incluso una ingeniería vanguardista, que utiliza sobre todo la cerámica para la concepción de piezas para cohetes, aislantes eléctricos de líneas de alta tensión o prótesis medicales... Es un material que construye y nutre, y que se extiende tanto en el campo de la agricultura como en el de la construcción. Este proyecto de investigación pone de relieve el patrimonio vivo y global que constituye nuestro suelo. El futuro se encuentra bajo nuestros pies. Patrimoine vivant (Patrimonio vivo), un proyecto de investigación aplicada y una defensa de la tierra, que tiene como vocación valorar una filial multiusos de la arcilla que aúna nuestros espacios de vida a nuestros modos de vida (naturaleza, cultura y alimentación). El proyecto aspira a federar una red de colaboradores y de savoir-faire en torno a este material común, desde el alfarero que extrae su propria tierra a las industrias que fabrican piezas de cerámica procedentes de una tecnología innovadora. La intención es viabilizar y perpetuar los procesos de fabricación que permitirán, a la larga, generar un sistema de arcilla transdisciplinar (hábitat, muebles, objetos, alimentación) duradero y accesible a la mayoría de las personas.
Tus investigaciones en la cerámica han dado como resultado unas piezas en las que se asocia la arcilla y los biopolímeros, como la cera de abeja o la fibra vegetal. ¿Qué mensaje te gustaría enviar a través de estas composiciones?
Así es, mis primeras investigaciones me llevaron a analizar una parte un poco más compleja de la cerámica, porque es menos virtuosa: el esmalte, que requiere materias naturalmente tóxicas. Además de que algunas son originarias de «tierras escasas», también plantean el problema de la procedencia y de la extracción que no siempre son responsables. Pero el esmalte sigue siendo indispensable para las piezas alimenticias. Aporta elementos de color y permite impermeabilizar los objetos. Encontrar una alternativa al esmalte tradicional era un tema que trabajé durante una estancia en Marruecos, como respuesta a la invitación de la asociación francesa Mémori. Durante esta estancia, me sumergí en la historia del surgimiento de la cerámica hace aproximadamente 10 000 años, en la era neolítica, puesto que estaba vinculada a la llegada de la agricultura. Descubrí que, en aquella época, se utilizaba la cera de abeja para impermeabilizar las piezas. Gracias a mis diez años de experiencia con las abejas, me parecía evidente combinar estos dos savoir-faire ancestrales con el objetivo de intentar dar respuesta al problema del esmaltado químico, tóxico y poco ecológico. Así que empecé a aplicar la técnica del esmaltado con cera de abeja y ceniza, dos técnicas naturales y duraderas. También decliné este principio central del proyecto Patrimoine vivant a asociaciones de arcilla y biopolímeros. Trasladé sobre todo las técnicas de arquitectura con tierra cocida, como el adobe, a objetos. Esta práctica ancestral que consiste en combinar la tierra a fibras vegetales, como la paja, el heno o el serrín de la madera recolectada en los talleres de los ebanistas.
Próximamente, darás una charla en Alma llamada La terre et la Terre (La tierra y la Tierra). Además, das clases en los centros ENSCI o Clay. De manera general, ¿qué lugar ocupa la transmisión de conocimientos en tu práctica?
Así es, enseño sobre materiales, la tierra y diseño en el ENSCI (Escuela Nacional Superior de Creación Industrial) en París, pero también en la escuela Camondo Méditerranée en Toulon. De vez en cuando, también doy clases en Clay, que por lo general suele ser muy apasionante, pero también bastante cronófago. Es cierto que tengo especial interés por la enseñanza. De hecho, accedí a ella un poco por azar, como la tierra al fin y al cabo... Fui invitada como miembro del jurado a la entrega de diplomas de los estudiantes de 5º año de la HEAD en Ginebra, en 2016. Después de este evento, me propusieron dar una clase de diseño global en binomio, y cuando me vi el primer día frente a 35 estudiantes, fue un momento aterrador, pero también muy emocionante. Hoy, la enseñanza forma parte integral de mi práctica. Divido mi tiempo entre el taller y la tierra, mi estudio de creación y la enseñanza. Creo que la cuestión de la transmisión es interesante porque también habla de reciprocidad. No lo veo como una postura unilateral, de profesor a estudiante, sino de un intercambio y acompañamiento infinito.
¿De qué manera te reconoces en los valores y proyectos de Sessùn?
Llevo prendas Sessùn desde hace tiempo, creo que desde que era adolescente, y algunas piezas icónicas me siguen acompañando, pues tienen algo atemporal que hacen que quieras conservarlas. Lo que más me interesa de Sessùn son los fundamentos que Emma François planteó sobre el tema del savoir-faire y de los artesanos que cuentan con una historia rica y singular, vinculada a los tejidos, su identificación y su valor...

¿Tienes un ritual que alíe tu proceso de creación con el taller?

La llegada al taller. A menudo, miro las piezas que están en fase de secado y, después, saco mi altavoz, pongo música, me visto con mi ropa de taller y mis zapatos adecuados y, por último, añado el delantal. Después, selecciono las herramientas que necesito para la sesión y me lanzo a trabajar.

Háblanos de la pieza que has diseñado para la exposición «Floraison Créative» de Sessùn.

He realizado una línea de objetos nuevos, a medio camino entre el diseño y el arte. Una serie de 5 apliques murales, piezas esculturales y únicas que se declinan en formas inspiradas en los registros arquitectónicos teñidos de antropomorfismo. Esta serie denominada SUMU nos proyecta hacia los otros, la diversidad, la cohabitación y a una idea, a la manera de vivir. El conjunto está fabricado en gres blanco bruto o esmaltado, cocido a baja o alta temperatura, que crean variaciones de matices de beige y acabados mates o texturizados, puestos de relieve por la fuente luminosa que los atraviesa.

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