Encuentros hermosos

Megan Moore

Lunes 23 enero 2023

CRÉDITO DE LAS FOTOS : FLORIAN TOUZET

Tras seguir sus instintos, encuentro tras encuentro y viaje tras viaje, Megan Moore se ha convertido en chef. Aunque nació en Escocia, tierra a la que se siente muy arraigada, con 19 años se fue a México, país del que se enamoró por sus costumbres locales, ampliamente vinculadas a la agricultura, a la alimentación y al gusto por compartir. Desde entonces, propone en Glasgow, Londres y Marsella una cocina creada a partir de productos locales y de temporada, siempre trabajados con especias frescas, todo ello a través de estancias. Descubre su carta en Sessùn Alma hasta el 4 de febrero.

De Glasgow a Londres, de Londres a México, de México a Marsella. ¿Puedes compartir con nosotros tu trayectoria culinaria?

Siempre he seguido mis instintos y, de forma irónica, esto me ha llevado hasta la comida. Cuando tienes un gusto algo indómito por la aventura y has crecido trabajando en el turismo desde los 14-15 años, tu vida te lleva a algunos lugares extravagantes. Aprendí a cocinar en una gran amalgama de lugares, sobre todo con un chef privado en Glasgow y el oeste de Escocia, llamado Craig Grozier, y luego en el restaurante F.K.A.B.A.M. de Londres, donde aprendí la mayoría de las bases de la cocina. Tuve suerte de conocer a las personas adecuadas en el momento correcto, pues gracias a ello he tenido la oportunidad de estar en tales lugares. Así que diría que mi trayectoria culinaria tiene mucho más que ver con las personas que con la comida. Cuando tenía 20 años, un día recibí una galleta de la fortuna que decía «Cocina», así que pensé que debía hacerle caso.

¿Sigues sintiendo un vínculo fuerte con Escocia, tu lugar de nacimiento?

Escocia siempre será mi lugar de nacimiento. Trabajar entre la zona de Trossachs y las islas Hébridas es y será uno de los momentos más bonitos de mi vida, aunque también uno de los más duros. Tenía 21 años y era el primero que cocinaba. Hay una carretera llamada «Descansa y da gracias» que solía conducir al menos dos veces por semana. Esta ruta se llama así porque antes, los viajeros se paraban y agradecían poder haber llegado a la cima escarpada antes de seguir con su camino. No estoy muy segura de haber descansado, pero si echo la vista atrás, me siento muy agradecida.

Háblanos sobre tu conexión y relación con la cocina mexicana.

Cuando tenía 19 años, me fui sola a México, concretamente a Guadalajara y Ciudad de México. Me enamoré del país. A la gente le encanta su vida cotidiana y hay una cultura que te atrapa al instante. La vida gira en torno a la cocina de campo y a comer en comunidaden lugar de comer entre pausa y pausa en el trabajo, que es lo común en el mundo occidental. El maíz, por ejemplo, cuenta con una bonita historia, la cual han nutrido y le han dado cientos y cientos de usos. Es una cultura de la comida en la que se respeta el tiempo necesario para preparar y hacer las cosas bien.

¿Qué te trajo a Marsella y de qué manera te sientes conectada a esta ciudad?

Vine a trabajar en el Livingston durante el verano, pero al final acabé mudándome de forma indefinida. 

Me encanta el caos y la fuerza del deseo que habita en los marselleses, que hacen lo que les apetece, sin arrepentimientos. Me recuerda un montón a Glasgow, pero con mejor clima.

¿Con qué productos o ingredientes te gusta trabajar?

Me encantan las especias frescas. En invierno puedes obtener ese sabor picante de los grelos, en otoño de los rábanos, y en verano se puede disfrutar de los chilis picantes más dulces. Encontrar paralelismos o alternativas entre las diferentes estaciones o países es muy apasionante. El tiempo que pasé con Santiago Lastra, chef y propietario de Kol en Londres, me ayudó a desarrollar mi amor por ellas.

¿Cómo has creado tu menú para tu estancia en Sessùn Alma? 

Me encantan las verduras de invierno. Tienes que tener un poco más de táctica con ellas, pero cuando te tomas todo el tiempo del mundo, es una estación en la que cocinar resulta muy agradable y reconfortante. Creo que si tienes en cuenta los alrededores y lo que funciona, puedes sacar una bonita sonrisa a cualquier persona, tengas lo que tengas.

¿Qué plato se debe probar indiscutiblemente durante tu estancia?

No creo que deba ser uno de los míos. Sin embargo, pienso que todo el mundo debería probar el aguachile al menos una vez en la vida. La primera vez que probé u oí hablar del aguachile fue cuando estaba trabajando con Santiago en un establecimiento efímero en el Soho, hace unos 5 años. Era una rodaja superfina de rábano y trucha con calabaza en aguachile. Fue toda una revelación para mí. Era una sensación de sabor y sentimientos, me sentía completamente viva. Luego volví a México durante dos meses y probé dos más: un aguachile verde clásico de estilo guerrero con el que se me fue la cabeza. Era muy picante. El otro era uno en Alfonsina, hecho con crema de coco fresco y gambas de Oaxaca. Los dos eran muy distintos, pero ambos eran muy frescos y brindaban una sensación de plenitud.

¿Qué te evoca Sessùn Alma?

Sessùn Alma es un bonito espacio en el que trabajar. La firma y el lugar reflejan el modo de vida que quieren representar a la perfección. Un ambiente terroso y elegante, práctico y con un diseño excelente.

¿Cuál es tu próximo destino?

Cocinaré en Fro en París durante un tiempo, un establecimiento muy mono cerca de Pigalle, que debe abrir en febrero. Y después... ¡No tengo ni idea! Lo de planear no suele jugar a mi favor, así que intento evitarlo. Mi lema es «la suerte es donde confluyen la preparación y la oportunidad», así que miro hacia delante y voy viendo qué me depara la vida.

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