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Photographies : Raquel Chicheri
Nina Koltchitskaia siembra romanticismo y poesía allá donde va. Tanto en sus cuadros como en sus conjuntos de ropa, así como en sus numerosos proyectos, para los que suele crear un diálogo entre sus obras y la música, el arte y la moda. A través de Sessùn, Nina ha imaginado una colección femenina y alegre, disponible en edición limitada en una selección de puntos de venta.
Nina, en la actualidad vives en París, pero has viajado por todos los rincones del mundo durante tu infancia. Cuéntanos un poco la relación que has desarrollado con el arte.
Nací en Moscú, y he vivido en Laos y Milán, hasta que me instalé en París después del bachillerato. Estos viajes han hecho florecer una expresión artística en mi interior. Siempre me daba miedo olvidarme de algo o de alguien... Así que empecé a escribir, a dibujar y, sobre todo, a fotografiar, para llevar todo conmigo: las personas, los momentos, las emociones y los colores. También he crecido en una familia de artistas, puesto que mis padres y mi hermana pintan. Siempre me han animado a explorar cualquier forma de expresión artística. Tengo mucha suerte de haber crecido en este universo.
¿Cuál fue tu primer choque estético?
¡Difícil decisión! Me ocurre cada día. Estoy constantemente fascinada por la belleza y la inmensidad de lo que veo. Puedo pasarme las horas contemplando todo lo que me rodea. Es vital para mí. Si no lo hago, tengo la impresión de que me falta el oxígeno.
Empezaste con la fotografía, después de haber cursado estudios de literatura y filosofía. ¿Cómo se ha impuesto este arte?
Desde pequeña fotografiaba todo constantemente. Imitaba a mi abuelo, que hacía muchas fotos de sus viajes. Solía prestarme su cámara, que acabé heredando, y que aún utilizo. Me gusta decirme que alberga los recuerdos de mi abuelo.
Ahora, te conocemos gracias a la pintura. ¿Cómo y por qué te has dirigido hacia esta práctica?
La fotografía era la forma ideal de vencer mi miedo al olvido, pero tenía la impresión constante de que me faltaba algo... Como si ese algo no satisficiera completamente lo que quería decir y me dejaba una sensación de inexplorado. Con el dibujo y, después, con la pintura, podía explorar directamente mis sueños, mis emociones y mis ideas, puesto que su representación solo dependía de mi mano. Hace 6 años, cuando experimenté plenamente el torbellino de emociones que brinda el amor que acaba de nacer, empecé a pintar a mi pareja con la mano izquierda, la mano del corazón. Para mí, era la manera más pura y directa de representar mis emociones, y él fue el que me motivó a compartir estas obras.
Háblanos de tus inspiraciones, de lo que te nutre a diario, a tu alrededor.
Un color, un encuentro, una melodía: todo tiene el poder de inspirarme. Después, para pintar, necesito crearme lo que yo llamo una burbuja de ensueño. Ya sea en un tren o en un hotel, instalo mi pequeño universo con una multitud de objetos que son importantes para mí: peces de cerámica, cajas, conchas, lápices, libros de poemas, fotos, estatuas... Esté donde esté, constituyo este entorno propicio a la creación y el sueño.
Colaboraciones con amistades, marcas de moda o lugares... ¿Qué lugar ocupa el encuentro en tu trabajo? ¿En qué medida es importante para ti que tus obras dialoguen con otras disciplinas artísticas?
Aunque necesito estar solar, para pintar, sobre todo, también necesito conocer, observar y escuchar para sentirme inspirada. El intercambio es la piedra angular de mi trabajo. Me fascina poder trasladar mis cuadros a otros soportes que utilizo habitualmente, y verlos viajar no solo en lienzos o papeles, sino también en paredes, techos, sobre un vaso o llevados junto al corazón, y acariciar la piel de las personas que lo usan. Una prenda o la pared de una habitación son como un sobre, un refugio para el cuerpo y, a veces, también para el alma. Me pone muy feliz poder vestir a esas personas con los colores y los sueños que forman parte de mí. Es una forma de unión íntima con los demás.
¿Cuál es tu relación con la ropa?
Cuando pinto, no me gusta ponerme nada azul. Me gusta vestirme como si fuera a una cita importante. Veo la ropa como un medio para poder vivir ese momento importante de encuentro con mi cuadro. Participa en el proceso de creación. Un tejido o un color puede recordarme un momento vivido, una emoción ocultada... Para mí, la ropa es como un viaje que llevamos con nosotros. Es como un cuaderno de recuerdos felices. Tengo una relación muy íntima con la ropa.
¿Cómo ha sido el proceso de creación de la colaboración? ¿Qué parte de tu universo has plasmado en esta colección cápsula?
Cada encuentro con Emma y el equipo Sessùn en general fluía muy bien, era solar y divertido. Juntos, hemos encontrado ideas inspiradoras, formas, piezas simbólicas de lo que soy y de lo que es Sessùn. Hemos diseñado esta colección como una unión de nuestros dos universos. Después, pintaba motivos y los estampaba para decorar estos modelos.
¿Cuál es tu prenda preferida de la colección cápsula?
¡Es imposible elegir solo una! Todas son distintas y juntas crean una bonita armonía. Me gusta mucho la chaqueta vaquera con interior de patchwork, a la que me gusta darle la vuelta, y el vestido blanco bordado, que es un viaje en sí mismo.
Si tuvieras que representar a Sessùn en un cuadro, ¿cómo sería?
Sería un cuadro muy luminoso, con varios soles bailarines que se entrelazan, frutas a las que les hincaríamos el diente, sonrisas felices... En definitiva, un cuadro en movimiento.
