Crédito fotográfico: Häre Christian
Sessùn se une a TABLE para imaginar una cápsula artesanal y llena de color, confeccionada en Marsella a partir de excedentes de tejidos Sessùn. Esta colección limitada combina accesorios y piezas de hogar, íntegramente realizadas en los talleres de TABLE.
En su taller marsellés, Caroline Perdrix y Alice Moireau, fundadoras de la marca, nos contaron la historia y la filosofía detrás de esta colaboración. Entre cuadros madras y lonetas de algodón, la cápsula despliega un patchwork luminoso de motivos y colores, celebrando la creatividad, el saber hacer local y la artesanía transmitida de generación en generación.
La colección está disponible en exclusiva en Sessùn Alma, un espacio dedicado a los oficios y al arte de vivir.


Alice, Caroline, ¿cómo os conocisteis y qué os llevó a crear juntas?
Caroline: Nos conocimos en 2016. Alice posó para la marca de ropa que tenía entonces, Atelier Bartavelle. Conectamos de inmediato y colaboramos en varias ocasiones. Yo sentía la necesidad de salir del prêt-à-porter y sumergirme en un universo más íntimo, centrado en el arte de la mesa. Encontrarme con Alice despertó en mí las ganas de ir más lejos y de construir un proyecto común, combinando nuestras fuerzas y universos.
Alice: Fue Caroline quien me presentó Marsella, durante una segunda sesión de fotos para su marca. Nunca había estado en Provenza. Me enamoré de la ciudad al instante, sobre todo porque el primer barrio que descubrí fue la Madrague de Montredon: sublime, tranquilo, salvaje.


¿Cómo nació el proyecto TABLE y por qué elegisteis un nombre tan sencillo como simbólico?
Caroline: Años después, cuando Alice publicó su libro de recetas “Au pays d’Alice”, tuvimos la idea de crear algunas piezas textiles para la mesa, combinando su universo culinario con mi mirada como diseñadora textil y de moda. De esa primera idea surgió muy pronto la voluntad de dar vida a un proyecto común, que se materializó con la creación de nuestra marca: TABLE.
Alice: La víspera de nuestra primera gran reunión para pensar la marca, soñé con la palabra TABLE, que aparecía repetidamente. Al despertar, lo tuve claro: no podía llamarse de otra forma.
¿Cómo describiríais el universo de TABLE y vuestras principales fuentes de inspiración?
Caroline: TABLE es una marca colorida, alegre y responsable. Usamos tejidos de origen biológico y trabajamos con talleres certificados, siguiendo una lógica de RSC coherente. También colaboramos con artesanos, en Francia y en el extranjero. Nuestras creaciones nacen del encuentro de nuestros dos universos: para mí, el color y los estampados son esenciales, y a partir de ahí, el saber hacer y los materiales guían cada diseño.
Alice: Caroline y yo compartimos un amor profundo por el color y un gran respeto por la artesanía. TABLE une estas dos pasiones a través de piezas que invitan a crear mesas vivas y acogedoras, pensadas para compartir momentos especiales.

Defendéis una producción local y artesanal. ¿Cómo influye esta exigencia en vuestras decisiones cotidianas, desde la materia prima hasta el producto final?
Caroline: Nuestra producción es a veces local, como en el caso del tejido mixto (lino y algodón) de las colecciones Carmel y Amarelle, tejido en los Vosgos; o en nuestras colaboraciones con ceramistas entre París y Marsella; o el trabajo en madera en Pantin.
También desarrollamos proyectos en el extranjero, como en Jaipur (India) para el block print. Lo que guía nuestras decisiones es, ante todo, la calidad del saber hacer, el respeto hacia quienes lo practican y la durabilidad de las piezas. Un buen ejemplo son nuestros manteles individuales tejidos en Ghana, que valoran la técnica tradicional de trenzado de la paja. Diseñamos piezas resistentes y pensadas para acompañar el día a día, y perdurar en el tiempo.
¿Cómo se produjo el encuentro entre Sessùn y TABLE y qué os inspiró a colaborar?
Caroline: Conozco Sessùn desde hace mucho, como buena marsellesa. Trabajé en la tienda de París cuando era estudiante, y más tarde tuve la oportunidad de conocer a Emma François Grasset en un proyecto de aprovisionamiento de cuero. Después colaboramos en distintas iniciativas, especialmente con la asociación Itinérance, que pone en valor la artesanía y el patrimonio textil mediterráneo. También formo parte del comité de empresa con misión de Sessùn.
Durante un tiempo, con Emma y Alice hablábamos de colaborar en torno al arte de la mesa. Como Sessùn Alma celebra el saber hacer local y la producción artesanal, quisimos destacar una de las fortalezas de TABLE: el trabajo de patchwork que realizamos en nuestro taller de Marsella a partir de antiguos textiles de mesa, transformándolos en manteles, servilletas, paños, delantales… Nos pareció natural aplicar este mismo proceso a los tejidos dormidos de Sessùn, dándoles una nueva vida.


A partir de los excedentes de tejidos de Sessùn, ¿qué piezas habéis creado y cómo habéis integrado esta lógica de revalorización textil?
Caroline: Hemos diseñado servilletas, paños, manteles, guantes, bolsos tipo tote y delantales en diferentes composiciones de patchwork. Jugamos con rayas y cuadros, pero también con composiciones más libres inspiradas en nuestro proceso creativo habitual. El reto fue encontrar el equilibrio perfecto entre colores y proporciones en cada pieza.
¿Qué es lo que más os inspira del ADN de Sessùn y cómo se refleja en esta colaboración?
Alice: Nos encantan los colores naturales, los tejidos de calidad, los estampados de cuadros y rayas… todo esto forma parte también del universo TABLE. Además, admiramos que sea una marca creada y dirigida por una mujer marsellesa desde hace tantos años.


Para terminar: si pudierais imaginar vuestra mesa soñada, vestida con vuestras creaciones, ¿a quién invitaríais y qué se compartiría?
Alice: Mi sueño sería montar una mesa en rosa y naranja, con comida únicamente en esos tonos (gambas, bizcochos de naranja, pickles de nabo…) y que todos mis amigos vinieran vestidos en esa gama. Celebrarlo con buen disco… ¡como una secta devota al color!
Caroline: Invitaría a todos mis amigos y organizaría una comida multigeneracional. Compartiríamos un festín sin fin, cocinado por las chefs que he tenido la suerte de conocer aquí en Marsella. Cada una aportaría su universo y sus platos personales, cuidados hasta el último detalle: Mina Kande, Zuri Camille de Souza, Samia Benazzouz y Cannelle Lab.








