Crédit photo : Amalia Wakonigg
Con motivo del lanzamiento de Vitaminé, colección cápsula impregnada por la luz vibrante de los días soleados, Sessùn presenta una colaboración inédita con tres ilustradoras: Clara Cebrián, Emily Forgot y Rosie McGuinness. Tres voces femeninas, tres sensibilidades gráficas, reunidas en torno a un mismo objeto: el pañuelo de crepé de seda.
Un guiño a las formas artísticas y a la artesanía textil, esta colaboración celebra la libertad creativa, el gesto instintivo y el placer por el color.
Clara Cebrián firma aquí una ilustración íntima y poética, nacida de un recuerdo personal en su taller. Una escena cotidiana transformada por el trazo, donde se entrelazan pintura, narración visual y emoción contenida. Un encuentro con una artista que sabe dar vida a los instantes sencillos.




¿Nos puedes contar el origen de esta colaboración con Sessùn?
El equipo de Sessùn me escribió por correo para proponerme crear juntas un pañuelo de seda. En ese momento no conocía la marca, pero enseguida me cautivó su universo. Desde hace tiempo me interesa el textil, así que imaginar un pañuelo me parecía una extensión natural de mi práctica artística. Durante varios meses compartimos ideas y bocetos hasta dar con la imagen que encajaba perfectamente con este proyecto.
Tu universo mezcla pintura, animación, dibujo... ¿Nos hablas de tu recorrido, de tu trabajo...?
Lo que me mueve puede tomar muchas formas, y siempre he buscado diferentes maneras de expresarlo. Empecé en un entorno más vinculado al vídeo, y fue ahí donde descubrí la animación. Ver cómo mis dibujos cobraban vida tenía algo de mágico, me conmovía profundamente. Luego me orienté hacia el dibujo, y finalmente hacia la pintura. Al principio me intimidaba, sobre todo la pintura al óleo, que consideraba reservada a los “auténticos artistas”. Pero con el tiempo he aprendido a sentirme en casa. Me permite explorar la materia y crear obras que resisten al paso del tiempo. Sigo buscando nuevas formas de expresarme y de conectar con el mundo.

Sessùn y tú compartís un amor por la artesanía y los materiales sensibles. ¿Cómo refleja esta colaboración vuestras afinidades creativas?
Me encanta trabajar con las manos. Pasar horas creando un objeto no digital es, hoy en día, un verdadero lujo. Me emociona transformar materiales brutos en relatos. Tengo una inclinación natural por los gestos repetitivos, por el ritmo y la concentración que exigen. Es algo que también reconozco en Sessùn: el respeto por el proceso, la atención al detalle y ese tiempo pausado que se dedica a hacer las cosas bien.


Tus obras suelen contar fragmentos de recuerdos y escenas cotidianas, como vemos en este pañuelo. ¿Qué te ha inspirado en particular para esta ilustración?
La imagen surge de un recuerdo muy concreto: un almuerzo que preparé sola en mi taller. Cuando cocino para mí lo hago con tanto cariño como si fuese para otra persona. Quería pintar un homenaje a ese momento íntimo del almuerzo en soledad, una pausa en el día, rodeada únicamente de mis materiales y mis pensamientos.
Cada objeto en la mesa tiene su propia historia: el mantel viene de Kenia, lo compré en un viaje a los 20 años dentro de un programa misionero; la jarra era de mi madre, en la casa donde nací, me la regaló cuando me fui a vivir sola para que ese nuevo espacio tuviera algo de hogar; la frutera de plata es una herencia paterna, la uso a diario. Y en el plato, mi receta favorita cuando estoy sola: guisantes con cebolla, jamón en trocitos y un huevo frito. Una pequeña celebración.
Hablas a menudo de tu proceso como un cuaderno de viaje visual. ¿Se inscribe esta colaboración dentro de ese diario íntimo en imágenes?
Sí, totalmente. Este pañuelo forma parte de ese diario visual en curso. Nació de una experiencia vivida y de una pintura. Y el hecho de que se convierta en un objeto que se lleva, que viaja con una misma, tiene mucho sentido. Me gusta que las imágenes salgan del papel para entrar en la vida.

Si pudieras prolongar esta colaboración textil, ¿qué objeto o soporte te gustaría explorar?
Me entusiasma mucho seguir trabajando alrededor del textil. Antes de dedicarme a la pintura, exploré muchos caminos y, durante un tiempo, quise ser diseñadora textil. Diseñé una funda nórdica, pijamas, papel de regalo… incluso una cortina de ducha. Pero toda la parte logística me sobrepasó enseguida: las tallas, las cantidades, la producción… era un rompecabezas. Con Sessùn puedo concentrarme en la creación, y eso es un verdadero sueño.
Me encantaría seguir esta aventura: por qué no, jerséis con motivos en punto, manteles, bolsos o incluso participar en la elección de colores para camisas. Me encanta la idea de la prenda como soporte de expresión.










