Revista | SESSÙN Sitio web oficial » En la revista | Emily Forgot

Crédito de la foto: Thea Caroline Sneve Løvstad Demander à ChatGPT

Con motivo del lanzamiento de Vitaminé, una colección cápsula inspirada en la luz vibrante de los días soleados, Sessùn presenta una colaboración inédita con tres ilustradoras: Clara Cebrián, Emily Forgot y Rosie McGuinness. Tres voces femeninas, tres sensibilidades gráficas reunidas en torno a un mismo objeto: el pañuelo de crêpe de seda.

Un guiño a las formas artísticas y a la artesanía textil, esta colaboración celebra la libertad creativa, el gesto instintivo y el placer del color.

Emily Forgot firma aquí una ilustración audaz y arquitectónica, fruto de un diálogo sensible entre formas gráficas y texturas táctiles. Un universo donde se encuentran diseño, escultura y libertad creativa, impulsado por el gesto instintivo y una energía vibrante. Encuentro con una artista que hace resonar la materia y la forma al ritmo de sus inspiraciones.

¿Puedes contarnos cómo surgió esta colaboración con Sessùn? ¿Qué te sedujo de este encuentro creativo?

La fase de investigación es una etapa que valoro especialmente en mi proceso creativo. Me pareció precioso que el equipo de Sessùn compartiera conmigo sus inspiraciones y su universo visual desde el principio. Fue un verdadero trampolín para alimentar mis propias exploraciones. A través de sus referencias, comprendí de inmediato la importancia que conceden a la textura, las formas orgánicas y el trabajo artesanal, una sensibilidad que comparto profundamente. En un momento donde lo digital es omnipresente, me parecía esencial que nuestra pieza común conservara una dimensión humana, casi tangible, una autenticidad artesanal que nos une.

Tu universo mezcla ilustración, diseño gráfico y formas escultóricas. ¿Cómo abordaste la creación de esta ilustración textil?

Las formas escultóricas sentaron las bases de mi reflexión desde los primeros bocetos. Me sumergí en una exploración visual que me llevó a descubrir la serie YANTRA del diseñador Ettore Sottsass, que hasta entonces no conocía. Para mí, esta serie encarnaba una vibración muy cercana a la de la colección de Sessùn: entre estructura y espiritualidad.
Me gustaba la idea de confrontar estas líneas gráficas y arquitectónicas con motivos florales más orgánicos, que también formaban parte de las inspiraciones iniciales. También integré un motivo de rayas, recurrente en mi trabajo, casi como una firma. En el fondo, el proceso se parece mucho a crear una receta: mezclar los ingredientes adecuados hasta que todo cobre sentido.

Sessùn y tú compartís un amor por la artesanía, los materiales y las referencias culturales múltiples. ¿De qué manera refleja esta colaboración esas afinidades creativas y cómo han nutrido vuestro trabajo común estos valores compartidos?

Lo que hizo que esta colaboración fluyera con tanta naturalidad fue esta base común: un amor sincero por el trabajo hecho a mano, una curiosidad por las formas que vienen de otros lugares y un gusto pronunciado por la experimentación. Al descubrir sus fuentes de inspiración, pude extraer lo que resonaba con mi propio universo y reinterpretarlo en profundidad.
Este encuentro alimentó un diálogo creativo rico, donde forma y materia se responden con autenticidad y libertad. La pieza final narra esta historia a través de la materia, una narración textil que nace del descubrimiento, el juego y la experimentación, de ese ir y venir entre nuestros respectivos mundos.

Eres conocida por tu universo gráfico, geométrico y arquitectónico. ¿Qué te inspiró para crear esta ilustración exclusiva para Sessùn?

Me inspiró mucho la idea del contraste. Algunos de mis proyectos favoritos han surgido precisamente de esa tensión entre elementos. El motivo floral que dibujé dialoga con el motivo rayado, más gráfico, que a su vez conecta con una estructura escultórica inspirada en la serie YANTRA. Es en esos roces donde nace la energía del dibujo.

También me nutrí de otros universos, como el trabajo textil de Eduardo Paolozzi, cuya aproximación al collage, muy instintiva, me sirvió de telón de fondo. Aunque estas influencias no sean siempre visibles a primera vista, impregnan sutilmente el espíritu de la pieza.

El color es un lenguaje muy presente en tu trabajo. La paleta cromática de la colección Vitaminé te fue propuesta como punto de partida. ¿Cómo abordaste esta limitación cromática dentro de tu proceso creativo?

Me gusta trabajar con paletas atrevidas pero minimalistas, así que el universo de Vitaminé encajaba perfectamente con mi lenguaje visual. Los tonos terracota, violeta, amarillo y burdeos evocan los años 70, una década que me encanta por su libertad estética. Ese guiño al pasado me habló de inmediato. Jugar con el color es uno de mis mayores placeres al crear, y me encantó aportar mi propia interpretación a esta paleta, integrando al mismo tiempo la visión cromática de Sessùn.

Si imaginaras una continuación de esta colaboración textil con Sessùn, ¿qué objeto o soporte te gustaría explorar?

Me encantaría explorar el universo del punto. Lo que me fascina del diseño es cómo una obra plana —un dibujo, un boceto— puede transformarse en un objeto cotidiano. Es lo que disfruto creando alfombras o investigando en torno al mobiliario. Allí donde el arte se encuentra con la función es donde me siento en casa. Y precisamente nuestra colaboración con Sessùn se inscribe en ese espacio intermedio: poética y funcional al mismo tiempo.