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FOTOGRAFÍA: Louise Skadhauge
Delphine Dénéréaz, artista contemporánea, diplomada en diseño textil, ha diseñado recientemente una pantalla para la lámpara Ezia editada por Sessùn, inspirada en la flor Delphinium azul. Apasionada por el tejido con retales y el reciclado textil, reinventa esta práctica ancestral con símbolos contemporáneos. Conocida por sus exposiciones y sus retratos de Marsella, continúa explorando nuevos proyectos innovadores. Nos reunimos con una artista comprometida y creativa.
¿Cuál es tu trayectoria?
Tras haber cursado la diplomatura de artes en Aviñón, hice un máster en diseño textil en la escuela Cambre de Bruselas, de la que salí con un diplomas con mención de honor.
¿Cómo has descubierto el tejido con retales? ¿En qué consiste esta práctica?
Siempre he conocido las alfombras de retales sin saber muy bien qué era. Teníamos en el cuarto de baño, a los pies de la cama, en los puestos del mercado... Pero durante mis estudios, aprendí y comprendí en qué consiste. Es una forma de reciclar telas utilizadas con una técnica de tejido artesanal para crear alfombras y mantas. Son diseños poco refinados, pero que permiten reutilizar telas.
¿Qué te atrae de este savoir-faire?
Más que el enfoque ecorresponsable, que me parece indispensable, lo que me gusta especialmente es trabajar con materiales que destilan historia, anécdotas y legado.
De hecho, el tejido es una técnica ancestral y universal que cuenta la historia de la humanidad, algo que me parece magnífico. El lenguaje gestual que vive a través de generaciones y une a los pueblos.
Has elegido trabajar unas telas antiguas y utilizadas, a las cuales devuelves la vida, ¿qué significa esto para ti?
He apostado más por nuestras producciones actuales a la hora de recolectar los tejidos, ya que son más difíciles de reciclar y más contaminantes por su composición, y además, se estropean más rápido. Pero al mismo tiempo son la imagen de nuestra generación. Los tejidos antiguos son bonitos, las personas que los han atesorado los han conservado. Me gusta la idea de dejarlos intactos, de no modificar su recuerdo.
Al combinar una técnica tradicional con símbolos muy contemporáneos, se inventa una nueva lengua. ¿Cómo eliges los motivos de tus tejidos?
A través de mi vida cotidiana, de los medios de comunicación, de los descubrimientos en los pueblos y de los viajes en tren, pues me encantan los nuevos paisajes.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
La naturaleza, mi ansiedad sobre el futuro, los cuentos de hadas, las leyendas paganas, los símbolos unificadores de una época, el sur.
Has expuesto en la Villa Noailles en Hyères, en LaVallée en Bruselas, en la galería Silka de Lyon y el año pasado en la Colección Lambert en Aviñón... ¿Hay un proyecto o exposición en particular que te ha dado a conocer?
Cada persona ha sabido aportar sus ideas de encuentros y descubrimientos. Lo que me dio a conocer al principio fue mi serie de retratos de Marsella en 2019 (JUL, OM, TN...), que durante el confinamiento me permitieron vivir completamente del tejido. Por otro lado, gracias a las exposiciones he podido acceder a un público nuevo y a nuevos proyectos cada vez más ambiciosos.
¿Dónde se encuentra y cómo es tu taller?
Tengo un taller en Marsella, en el centro compartido llamado Vé. Me sirve de lugar de encuentro para citas y como almacén. Está pintado de rosa. En la región de Vaucluse tengo un taller en el jardín de la Magnanarié, en una cabaña. Es un lugar acogedor y a mis gatos les gusta venir a verme tejer. Tengo un montón de cajas llenas de tejidos en estos dos talleres.
Para Sessùn, has diseñado una pantalla para el modelo Ezia, una lámpara textil. ¿Cómo la has creado?
En este momento, me intereso más por las flores. Es el motivo textil por excelencia, que vemos en cada época y en cada comunidad. Así que he tejido la flor que más me inspira, el Delphinium azul.
¿Qué te evoca Sessùn?
Era mi marca preferida cuando estaba en el instituto. Todas las Navidades recibía un abrigo Sessùn que esperaba impacientemente, me ponía muy feliz. Recuerdo que me encantaba ir a la boutique Sessùn que sigue existiendo en la calle rue Joseph Vernet en Aviñón.
¿Cuáles son tus proyectos futuros? ¿Hay otras prácticas o formatos que te gustaría explorar?
Acabo de terminar una estancia en el centro Vent des Forêts, donde he realizado un castillo que se erigirá en una pradera. También voy a preparar una exposición personal en el edificio Halle à Pont, en Royans.
Asimismo, tenga ganas de continuar mi investigación sobre las piezas que aúnan metal y tejido para, a lo mejor, crear una nueva aventura en una galería.
