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CRÉDIT PHOTOS : Dorothée Buteau
Sus primeros recuerdos con la madera se remontan a su infancia, cuando recogía trozos de madera durante sus paseos en la región francesa de Limousin, y los manipulaba durante horas. Tras una primera vida en el mundo del arte contemporáneo, Benjamin Fély retomó su amor por la madera y abrió su taller en Nantes en 2017. Para Proliferación creativa, nuestra carta blanca dedicada a la búsqueda y la experimentación, ha imaginado un asiento inspirado en un dolmen, una escultura utilitaria de equilibrio perfecto, que invita a ser tocada. Encuentro.
¿Cómo tuvo lugar tu encuentro con la madera?
Crecí en el campo, en la región de Limousin. Cuando era niño, siempre recogía pequeños objetos durante los paseos por los bosques de madera, y después los manipulaba. Después, cursé una formación en ebanistería y más tarde estudié artes decorativas para obtener el título de diseñador de productos. Después de haber trabajado durante unos 10 años en el mundo del arte contemporáneo en París, sentí la necesidad de volver a mis propias creaciones e instalé mi taller en 2017 en Nantes.
Todas tus piezas llevan los trazos del paso de tus herramientas. ¿Qué técnicas aplicas?
Según la pieza y el tipo de madera elegidos, utilizo diversas técnicas. Técnicas completamente rudimentarias y manuales al mismo tiempo, con ayuda de buriles, cuchillos y otras herramientas que me sirven para tallar la madera, pero también máquinas de tipo afiladoras con discos para tallar la madera y desbastar las piezas.
¿Cuál es tu madera de predilección?
La verdad es que no tengo un tipo de madera de predilección, pues la mayor parte del tiempo trabajo en función de lo que recupero. Muchos de estos trozos de madera proceden de lugares diferentes y de tipos diferentes, y adapto mis creaciones en función. No obstante, me encanta trabajar el castaño por su tacto y su acabado.
¿Qué pieza sería la más representativa de tu trabajo?
Creo que sería la serie de jarrones y platos llamados «Mégalithe». Me gustan mucho estas piezas por su acabado bruto, a veces primitivo. Todas mis creaciones las dibujo primero, pero no siempre es fácil reproducir las intenciones del dibujo en la escultura. La colección Mégalithe es una buena representación de mi proceso creativo, aunque a veces me resulta difícil responder a esta pregunta, pues siempre tengo la impresión de experimentar con formas nuevas.
¿Cómo es tu taller?
Es un pequeño hangar al fondo de un pasillo, que comparto con Ambre, ceramista, y que se encuentra en un rincón en el bosque, cerca del centro de Nantes.
Me gusta la atmósfera de trabajo que reina entre nuestras dos prácticas, la luz de la mañana que nos llega antes de ponernos a trabajar.
¿Tienes un ritual o una rutina que acompaña tu trabajo en el taller?
Un café y observar las piezas del día anterior o el conjunto de trozos de madera que hay en el taller.
¿Cuáles son tus inspiraciones?
Artistas (Giuseppe Penone, Isamu Noguchi…), diseñadores (Enzo Mari, Charlotte Perriand, Jean Touret…), ebanistas, hombres del paleolítico, la naturaleza, el tiempo, todo lo que me rodea.
¿Qué lugar ocupa la búsqueda creativa y la experimentación en tu práctica?
Son primordiales porque paso mucho tiempo dibujando y manipulando trozos de madera antes de crear las piezas. Hacer idas y venidas entre el dibujo y la experimentación del ensamblado de la madera se lleva mucho tiempo de mi trabajo en el taller.
Háblanos de la pieza Le Bois que has diseñado para la colección Proliferación creativa de Sessùn.
Para la ocasión, he imaginado un pequeño velador, un trozo de sofá, un asiento...
Una especie de dolmen pequeño, un ensamblado o incluso un amontonamiento de trozos de madera esculpidos. Una especia de equilibrio precario, una escultura utilitaria que se puede tocar.
¿Qué materiales has utilizado?
He utilizado madera de roble para la base y madera de castaño para la parte superior.
¿Qué retienes de esta experiencia?
Una gran libertad de creación, que me ha permitido proponer piezas aún más libres en la experimentación de las formas y los materiales.
