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Célia Bruneau nos acoge en su piso parisino durante un día para descubrir su universo, el del bordado.

¿QUIÉN ERES Y DE DÓNDE VIENES?

Me llamo Célia, nací en 1992 y me he criado en el extrarradio parisino.

¿CUÁL HA SIDO TU TRAYECTORIA?

Después de unos estudios en historia del arte y un diploma de estilista, empecé a coleccionar experiencias. Siempre me ha gustado hacer un poco de todo y descubrir otros universos y, para ello, tenía que trabajar para pagar mi alquiler en París. La creación siempre ha formado parte de mi día a día, y hace tres años comprendí que quería que fuese el centro de mi vida. Quería sentirme libre, así que dejé mi trabajo en la moda y mi piso para dar la vuelta al mundo. Evadirme durante un tiempo para volver. Pasé el primer confinamiento en Los Ángeles, y me tomé este tiempo como una gran oportunidad para crear y dar vida a nuevos proyectos.

¿CUÁL ES TU VISIÓN ACTUAL SOBRE EL ARTE?

Creo que el arte es cada vez más global y accesible gracias a las redes sociales e Internet. La creación resulta más liberada, colectiva y abordable. Crea nuevas mezclas, así como intercambios fabulosos. El arte es algo que me fascina: desde el pan hasta la pintura pasando por la manicura. En la actualidad, echo de menos el encuentro con el arte. Ir al museo, a la ópera, al teatro o a un concierto. Así que sigo acumulando fotos, libros, canciones, películas, pero la sensación no es la misma.

¿POR QUÉ EL BORDADO?

El bordado llegó de casualidad y un poco por aburrimiento. Siempre he sido libre y creativa al trabajar en varios proyectos y actividades a la vez. A lo largo de los años, el bordado se ha convertido en algo esencial y recurrente. Es una técnica que me permite expresarme de manera personal y espontánea a través de las líneas, los colores, los universos o los paisajes que tengo en la cabeza. Suelo tener el sentimiento de que justifico mi dibujo a través del bordado. Mis dibujos son un poco inocentes e instintivos. Me permiten examinar las ganas de color y composición. El bordado parece que me constriñe menos y colabora en esta inocencia al aportar un poco de complejidad: por la técnica, los detalles, los juegos de materiales, los reflejos del hilo... El bordado impone su medida y rompe con la instantaneidad de un trazo sobre el papel. Requiere paciencia e invita a la meditación.

¿QUÉ MENSAJE TE GUSTARÍA TRANSMITIR A TRAVÉS DE TUS CREACIONES?

No tengo un mensaje en particular que transmitir, tal vez emociones.

¿CUÁLES SON TUS FUENTES DE INSPIRACIÓN, TUS INFLUENCIAS?

Los paisajes que bordo son la interpretación de un instante, de una sensación de cara a un lugar. También son el resultado de largas observaciones reales o a través de fotografías que he tomado para poder ver mejor los detalles, para poder multiplicar los puntos de vista, encontrar las perspectivas y reproducir estos lugares cada vez de una manera diferente. Estas formas y estos colores expresan el deseo de representar, las ganas de compartir mis sensaciones de cara a esos horizontes. También me nutro de muchas imágenes. Mis influencias son muy variadas: Georgia O’Keeffe, David Hockney, las estampas japonesas, Nicolas de Staël, los coreógrafos como Martha Graham o Pina Bausch… Pero sobre todo, me gusta descubrir las iconografías de archivos: piedras antiguas, ilustraciones de la Edad Media en Europa y en Asia, grabaciones del cosmos, detalles arquitectónicos, frescos… A veces, el fragmento de una pieza puede ofrecerme una idea y un impulso.

TAMBIÉN BORDAS SOBRE LA ROPA, ¿CUÁL ES TU VISIÓN DE LA MODA?

La moda siempre me ha acompañado e inspirado. En particular, me gusta lo vintage, el placer de encontrar piezas únicas, componer conjuntos, mezclar los colores. Desde hace algunos años, me siento más cómoda y espontánea de cara a lo que llevo. Admiro el estilo de la gente y, al final, son mis amigos y amigas los que me inspiran más que las páginas de una revista.