CRÉDITO FOTOGRÁFICO: Carlota Delgado
Jorge Suarez Kilzi, artista y diseñador de origen sirio y español, se inspira en su infancia nómada y en los objetos cargados de recuerdos. Influenciado por la cultura japonesa y la arquitectura, en sus creaciones, pone el foco en la belleza por encima de la funcionalidad. Instalado en Barcelona, ha adoptado un enfoque sostenible a través del cual crea objetos que traspasan generaciones. Últimamente, ha participado en la renovación del bolso DIVINE de Sessùn, con inspiraciones en la ligereza del mar y del sol.
¿Podrías presentarte y hablarnos de tu trayectoria?
Me llamo Jorge Suarez Kilzi, y tengo orígenes diversos: mi madre es siria y mi padre español. Durante mi infancia, viví muchas mudanzas y cambios, por lo que pude descubrir diferentes culturas a través de las personas que nos rodeaban, sus costumbres, su gastronomía y, sobre todo, sus objetos y espacios. De esta forma, aprendí a dar un gran valor a los objetos que llevamos con nosotros, así como a aquellos que las generaciones anteriores transportaban al cambiar de país, cargando con ellas una parte de su «hogar». Mi arte y mi trabajo se inspiran en estas realidades cargadas de sentido y, a la vez, ligeras dada su movilidad, concentradas en objetos repletos de vida y de expresión.
¿Cómo abordas la creación de un objeto?
Me hago preguntas sobre los límites de la funcionalidad, que revelan mi lado infantil y explorador. Cuando creo, lo hago de forma abierta, sin prejuicios ni ideas preconcebidas. Me conformo con imaginar y dibujar. A veces, tengo algo más de suerte que otras, pero siempre hay una parte de fantasía, sin miedo ni ambición. Lo hago por el placer de crear.
¿Cuáles son tus principales fuentes de inspiración? ¿Hay elementos o lugares que influencian tu trabajo en concreto?
Como ya he mencionado, mi inspiración procede de mi infancia y de la importancia que los objetos tenían en ese contexto. Sin embargo, unos años más tarde, mi experiencia en Japón ―a través de las nociones tradicionales como el «Ma» o el «Wabi-sabi», así como de los neoarquitectos como SANAA y Junya Ishigami― influenció en gran parte mi trabajo. Pienso sobre todo en la arquitectura de los santuarios que codiciaban todas las figuras japonesas, y que en la actualidad considero como mentores.
¿Cómo abordas el equilibrio entre estética y funcionalidad en tus creaciones?
Para mí, la belleza prima sobre la funcionalidad. No doy preferencia a la funcionalidad de un objeto en perjuicio de la sensación y de la belleza. No creo que haya que encontrar un equilibrio. El equilibrio debe sentirse, e introduzco el matiz de FUNCIONALIDAD únicamente si tiene sentido para mí.
¿Podrías explicarnos tu proceso de creación? ¿Sigues ciertas etapas o rituales particulares?
En mi opinión, cuando estoy solo es cuando soy más creativo. Hay una cierta energía que se libera en mi interior cuando estoy en contacto con mi propia energía y me siento en paz. No creo en lugares ruidosos, ni siquiera en la oficina. Hay demasiada gente haciéndome preguntas, demasiadas realidades «materiales» y «listas de cosas que hacer». Para mí, estas cosas son lo contrario de la creación. Necesito encontrar mi espacio y mi aura.
¿Cómo ha influenciado el hecho de vivir en Barcelona en tu perspectiva creativa y en los proyectos que llevas a cabo?
Tiene una influencia principalmente circunstancial. En Barcelona he descubierto un tipo de arquitectura y de artesanía que no había conocido en mi juventud: el legado medieval tradicional. Hay algo fascinante en esos procesos largos y anónimos, así como en los edificios que aúnan complejidad y equilibrio. Admiro estos espacios, y me siento muy privilegiado de poder observarlos en mi día a día.
La sostenibilidad toma cada vez más importancia en el diseño. ¿Cómo integras prácticas ecorresponsables en tu trabajo?
Es muy probable que mi enfoque de la sostenibilidad difiera del que mucha gente asocia a este término. Creo que el ritmo desenfrenado del consumismo, los objetos de baja calidad y la búsqueda incesante de novedades efímeras son los principales contribuidores del cambio climático y de los deshechos. Por mi parte, me esfuerzo en crear piezas duraderas que puedan disfrutarse durante varias generaciones. Objetos que puedan atesorarse y llevarse, como los que mi familia utilizaba hace muchos años. Si un artículo puede conservarse durante décadas, lo considero como un compromiso con la sostenibilidad.
Para celebrar los 10 años del bolso DIVINE de Sessùn, hemos pedido a quince artesanos, incluido tú, que reinventen este modelo emblemático. ¿Podrías hablarnos de tu participación en este proyecto y de la manera en la que has retrabajado el bolso Divine?
Cuando vi el bolso DIVINE por primera vez, pensé en la ligereza, el mar, el viento, el agua y el sol. Mis creaciones suelen estar inspiradas en la delicadeza de la luz. Al jugar con la textura del bolso, hemos creado algo ligero y poco voluminoso. Creo que nuestra pieza captura realmente la esencia del bolso, su «alma».
¿Con qué te quedas de esta colaboración con Sessùn?
De esta colaboración con Sessùn, me quedo, sobre todo, con el descubrimiento profundo de la marca y la oportunidad de intercambiar ideas con un equipo increíblemente amable y acogedor durante todo el proceso.
¿Qué consejos darías a los jóvenes diseñadores que aspiran a seguir un camino similar al tuyo?
Es importante saber desde un primer momento lo que se defiende. No podemos ser todo el mundo. Tenemos que ser nosotros mismos. Sobre todo, en el plano creativo esto debe ser palpable.
¿Hay algún proyecto que quieres compartir con nosotros?
¡Tengo muchos proyectos entre manos! Estoy muy entusiasmado por un próximo viaje a Japón, donde tendré la oportunidad de colaborar con fabricantes japoneses en las provincias de Chiba y Aomori.
¿Qué te evoca Sessùn?
El mar y el sol.